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Tu estadio por dentro (versión actualizada)

Por Listin Diario - 31 de diciembre, 2011
Uno de los primeros artículos con enfoque sabermétrico que escribimos en la etapa de esta columna en el Listín Diario, fue el de un análisis de la influencia y características de los estadios en la Liga Dominicana de Béisbol. En aquel artículo nos enfocamos en los datos de la temporada 2007-08, haciendo naturalmente la salvedad de que el tamaño de la muestra por estadio ?alrededor de 25 partidos y 40 para el Estadio Quisqueya? no era demasiado representativa para sacar conclusiones definitivas. El tiempo ha pasado, y aunque la muestra no es tan amplia como la que se usa para encontrar los factores de parque en las ligas mayores, ya son cuatro temporadas completas de información que tenemos a mano. Lo que haremos a continuación es estudiar los índices de cada estadio, y ver si nuestra percepción sobre los mismos es enteramente correcta. Como guía, PF4 es el índice de las últimas 4 temporadas, mientras PFA es el de la temporada regular recién transcurrida. En ambos casos, estamos midiendo el aumento o disminución de carreras anotadas en dichos parques. Estadio Quisqueya: PF4: 97.8, PFA: 112 A pasos lentos, pero consistentes, el Quisqueya se ha ido transformando de un parque extremo de pitcheo a uno con tendencias a la neutralidad. Esta temporada, relativo a los otros parques, el de Santo Domingo fue bueno para anotar carreras. Una de las razones es que el promedio de bateo aumenta en el parque capitalino en alrededor de un tres por ciento, y la razón de esto es muy simple. Los lanzadores han perdido muchos outs con todo el terreno de foul que ha sido tomado para las remodelaciones realizadas en el último lustro. El Quisqueya sigue siendo un horror para los jonroneros, disminuyendo en un 43% su producción, pero por otro lado aumenta los triples en un 76%, fruto del espacioso terreno en los jardines, y disminuye ligeramente los ponches en cerca de un dos por ciento. Sobre esta temporada, y los sorpresivos índices positivos hacia la ofensiva, la explicación está en que los triples se dispararon de forma extraordinaria (352%) así como las bases por bolas (7%) y por alguna razón, los errores en un 27 por ciento. Si finalmente la remodelación tan cacareada del Quisqueya se produce algún día, y se colocan gradas detrás de las paredes del outfield, será interesante ver como eso incidiría en un parque que se hace pacientemente más benévolo para los bateadores. Estadio Cibao: PF4: 117, PFA: 121.7 El entorno más favorable para la ofensiva de la liga, y de manera fácil. Los índices del nido aguilucho se han mantenido consistentes con el tiempo. El parque aumenta los dobles (10%), triples (10%), jonrones (51%), bases por bolas (12%), promedio de bateo (2%) y errores (14%) a la vez que diminuye ligeramente los ponches en un dos por ciento. Sobre los errores, inmediatamente me surgió la interrogante: ¿tendrá algo que ver el entorno hostil del llamado Valle de la Muerte y la presión del público en provocar errores del contrario? La respuesta es no. En las últimas cuatro temporadas las Águilas han cometido 26 errores más que sus rivales en el Estadio Cibao. Los bateadores de las Águilas, especialmente los de poder han sido favorecidos siempre por su entorno. A la hora de analizar el valor de estos, y en el caso contrario de los lanzadores, debemos tomar en cuenta esta situación. Estadio Julián Javier: PF4:104, PFA: 111 La reputación del Julián Javier como un paraíso de bateadores e infierno de pitchers es altamente exagerada. El terreno nordestano es fantástico para conectar jonrones por sus cortas distancias y altura, y eso lo demuestra el índice de 191 en ese aspecto. Ahora bien, gracias a esas mismas cortas distancias, el Julián Javier deprime los dobles en un 14 por ciento y los triples en un 19 por ciento. De igual manera, las bases por bolas se deprimen en cerca de un 5 por ciento, mientras los ponches aumentan en un 7 por ciento, posiblemente fruto de un montón de bateadores impacientes cuyas bocas se hacen agua al ver esas paredes a diez pies de distancia, hablando figurativamente claro está. Relativo a la liga, este es un buen entorno para anotar carreras, pero la exagerada proclividad a los jonrones se balancea con los otros aspectos, que ayudan a que existan menos corredores en las bases cuando esos jonrones se producen. Estadio Francisco A. Micheli: PF4:84, PFA: 67 El lugar en donde todos los bates se vuelven periódicos mojados. El Micheli es el reverso de la moneda del Cibao, en el sentido de que todos los componentes ofensivos se deprimen de manera notable. La lista es como sigue: promedio de bateo (6%), bases por bolas (9%), hits (6%), triples (50%), jonrones (53%) y bases por bolas en un 9 por ciento. El único índice ofensivo positivo en cuatro temporadas ha sido el de los dobles, en cerca de un tres por ciento. Como pueden ustedes observar al inicio del parrafo, esta temporada ?de nuevo, en una pequeñísima muestra de 25 juegos? el llamado ?Corral de los Toros? fue absolutamente terrible para anotar carreras, con unos índices sencillamente obscenos. El que los Toros hayan quedado últimos en promedio de carreras limpias y carreras permitidas en la liga, dice mucho del pobre trabajo de sus lanzadores y unidad de prevención de carreras esta temporada. La gerencia debe tomar en cuenta los extremos de su parque a la hora de construir el roster y evaluar sus propios jugadores. Estadio Tetelo Vargas: PF4:99, PFA: 91 La Sultana del Este tiene el parque mas neutral de la liga, con un índice ofensivo casi exactamente promedio. El Tetelo aumenta los dobles (8%), hits (2%), promedio de bateo (2%) y bases por bolas (2%) pero disminuye los jonrones en un diez por ciento. La baja de un 8% en la producción ofensiva este año es fruto indirecto del aumento sufrido en el Quisqueya, y una notable disminución en los errores en el Tetelo Vargas. De hecho, la mezcla de índices en el hogar de los paquidermos fue bastante extraña en esta temporada. El estadio aumentó sus índices de jonrones, hits y promedio de bateo, pero disminuyó el de dobles y triples. Todo esto es producto de las variaciones que también se verificaron en los índices de los otros parques, y a la vez un ejemplo del por qué no podemos usar las muestras ni índices de una sola temporada a la hora de analizar efectos de parque. ?
Listin Diario

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